Son las cuatro de la mañana, me desperté alerta.
¿Cómo se desgarra un cuerpo?
Pienso en los indios, pienso en Tupac.
Pienso en la Santa Inquisición.
Pienso en los cuerpos desmembrados, rotas las coyunturas.
Un cuerpo que estalla de afuera hacia adentro,
se achica, implota, se reduce y muere hecho una piedra.
¿Cómo se dice el dolor? No hay recuerdo.
Freud, ayudame en ésta, ahora está solo mi cuerpo.
Me voy a quedar ciega, me voy a quedar paralítica.
Ayer le decía a mi hermana: no puede ser que me duela así,
tan mal me siento.
¿De dónde sale ese dolor?, busco el
recuerdo de la primera vez que lo sentí.
Un dolor sin recuerdo.
Me acordé del Klosidol.
Me acordé que el médico me lo dio para aliviar el dolor
cuando me operaron.
Un derivado de la morfina.
El Klosidol lo tomaba cuando ya era de noche y se venía ese
terrible agujero.
El abismo era mi cama.
Y ahí sí, el cuerpo se suspendía sin espacio ni tiempo, la
sangre no circulaba.
Tomaba el Klosidol para dormirme, apagar ese dolor sin
nombre.
Estaba recién separada.
Freud ayudame en ésta. Freud ¿qué nombre tiene?
Me voy a quedar ciega. Los brazos se me retuercen, me
estallan los codos.
La mujer es cuerpo.
Tomaba Klosidol cuando me separé. Analgésico opioide.
Son las cuatro de la mañana y me desperté ¿qué es este dolor
de cuerpo?
No tiene a quien corresponda. Este cuerpo no es recuerdo, es
desgarro.
Fue hace un año.
“Todo pasa” me dijo una vieja cheta y sabia.
El cuerpo no.